
Siempre aguardo tu llegada, aunque a veces tardás en venir. Te espero desde hace dos semanas, cuando te despediste de mi por ultima vez. Te espero siempre.
Sos tan arrogante que venis cuando querés, porque sabes que siempre te voy a recibir con los brazos abiertos. Sos tan arrogante que jugás con mis necesidades, porque sabés que te necesito. Porque sabes que de vos me nutro. Porque después que te vas, dejás mi ego inflado como si millones de palabras corearan mi nombre con orgullo y felicidad.
Hoy sonaron las puertas de mi alma, tus manos las golperon. Llegaste y con todo tu orgullo y liderazgo, me pediste que escriba de vos. Te deje entrar en mi, y provocaste que mi pluma se desempolve.
Te necesito siempre cerca mío, pero a veces me quito ese egoísmo y por supuesto que no me enojo si te vas con otros. Porque sé que lo necesitás, y se que me necesitás. Porque vos sin mi no serías nada, y yo sin vos mucho menos.
Me despido de vos agradeciendote por haber venido. Por motivarme a que estas líneas se lean. Me despido de vos, inspiración, hasta mañana, pasado, el mes que viene, o tal vez hasta nunca. Porque siempre que te vas, siento miedo que no vuelvas.
