
Cuando la tierra lo confunde y por más que tenga el pie firme le cuesta pisar, y siente que la ira lo arrastra y no hay nadie que lo agarre en esta sociedad. Cae en su mundo. Su mundo loco y arriesgado, que lo pasa del desgano a la dualidad. Y le cuesta no soñar. No soñar con lo que alguna vez quiso. Con lo que podía llegar a satisfacerlo. Sus sueños le sueltan las manos que lo agarraban firme a la soga de la vida. Se resbala. Caé. Vuelve a empezar. Y pensar que tenía un pie en la cima.
De nada sirve que se abandone por las calles. De nada sirve olvidar. De nada sirve controlar sus emociones. De nada sirve escapar.
Siente que le toma el pelo el presente, se pelea con su mente ¿Hasta dónde llegará? ¿Hasta encontrar un motor que lo mueva por si solo? ¿Hasta pensar en que lo va a motivar? Sabe que es su único referente, pero al levantar la cabeza no encuentra rival. Esta sólo. No tiene con quien estar, ni con quien pelear ¿Hasta cuándo?
Quiere estar, quiere pelear. Pero no se da cuenta que tiene que luchar contra su propio yo para entenderse, para conocerse, para quererse, y para saber que seguirá solo en su mundo, sólo en su dualidad. Sólo hasta que no sepa que él mismo puede ser la mejor compañía.
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"... el amor es la piedra que Sísifo empuja..."
ResponderEliminar(I. Serrano)